Se acabó todo. El “despido colectivo” ya ha sido ejecutado. Y yo soy una de las afortunadasque se ha salvado. Supongo que debería estar contenta porque conservo mi puesto de trabajo,y no he sido una de los 829 compañeros de Telemadrid que el pasado sábado recibieron, demanos del cartero, el temido burofax notificándoles su despido. 829 compañeros que hoypasarán su primer “lunes al sol”, camino de la oficina del INEM. Sin embargo, sentada en misilla de la redacción, me invade la tristeza. Creo que hoy es el día más duro de mi vidaprofesional.
El viernes estuve todo el día aquí, en nuestra televisión, terminando de elaborar un 30 minutossobre el Rey que no sé si verá la luz. Conmigo estuvieron trabajando, contra reloj: Horacio,postproductor; Alberto y Carlos, operadores de video; Angelines, ayudante de producción;Virginia y José Luis Solano, ayudantes de realización, Javier Tresguerres, realizador y eldirector del 30 minutos, José Manuel Albelda. Salvo Albelda y yo, el resto de compañerossabían que estaban “condenados”, porque su categoría desaparecía entera del organigrama.En su caso, no había duda. Pese a ello, se dejaron la piel trabajando hasta el último minuto, eintentando acabar el reportaje. Demostraron, no solo su profesionalidad, sino también queson “buena gente”. De los ocho, hoy sólo Albelda y yo seguimos aquí. Y no porque seamosmejores profesionales que ellos…
La mayoría de los 829 compañeros que hoy ya no están son personas y trabajadores comonosotros (administrativos, cámaras, operadores de video, documentalistas, mezcladores,maquilladoras y peluqueras, grafistas, postproductores, realizadores, productores…., yperiodistas, a los que especialmente echo de menos), que simplemente querían hacer sutrabajo lo mejor posible y sacar adelante sus familias.
Por eso, no puedo evitar sentirme culpable de seguir aquí y de que no lo hagan tantosmagníficos profesionales, compañeros y amigos que durante años sintieron y vivieron con lamisma pasión el trabajo en esta televisión.
Quiero pensar que todos les vamos a echar de menos. Yo, ya lo estoy haciendo.
Ascensión Vázquez