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Mayor Zaragoza y Clavero Arévalo apuestan por revivir los valores de la Constitución de Cádiz para vencer la supremacía de los mercados sobre los derechos civiles

La Constitución española de 1812 como generadora de un importante cambio político y social que dejó atrás el Antiguo Régimen para alumbrar la Modernidad; y la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU como inspiradora de una nueva realidad que daba un papel protagonista a los pueblos, fueron las tesis defendidas por Federico Mayor Zaragoza y Manuel Clavero Arévalo como ejemplos de la transformación mundial que se debe impulsar en la actualidad para hacer prevalecer los valores democráticos frente al imperio de los mercados.

El foro: la tercera cita del ciclo ‘Diálogos sobre la Libertad y el Constitucionalismo en España’, organizado por el Consorcio para la Conmemoración del II Centenario de la Constitución de 1812 y la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC). El marco: la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz. Los protagonistas: el ex rector de la Universidad de Granada, antiguo director general de la Unesco, ex ministro del Gobierno español y actual presidente la Fundación para una Cultura de Paz, Federico Mayor Zaragoza; y el ex rector de la Universidad de Sevilla, ministro por la UCD y Doctor Honoris Causa por la UCA, Manuel Clavero Arévalo.

Ambos intelectuales realizaron un repaso por la actualidad económica y social al tiempo que esbozaron su visión sobre la trascendencia e influencia de La Pepa.

Clavero Arévalo destacó como mayor logro de la Constitución de Cádiz el cambio que propició de un Estado absolutista a un Estado democrático y liberal. Asimismo, subrayó que se trata de la Constitución más extensa de todas las que ha tenido España, 384 artículos; rígida en cuanto a que era muy complicado el proceso para poder modificarla; con influencia francesa; y que impulsó dos grandes conquistas como fue la aprobación de la libertad de prensa y la abolición de la Inquisición.

Por otro lado, confesó que, a pesar de ser muy complicado enjuiciar una Carta Magna promulgada hace ya dos siglos, ésta tenía como principales aspectos críticos que no derogó la esclavitud ni reconoció la libertad de religión, al referirse al Catolicismo como el único culto oficial del país.

Mayor Zaragoza, por su parte, hizo un alegato de la libertad y los derechos civiles como elementos que deben vertebrar la sociedad mundial. Según explicó, tras la aprobación de la Constitución de 1812, que daba grandes pasos en este sentido, el rey Fernando VII volvió a restaurar el Absolutismo; y lo mismo ha ocurrido a partir de la década de los 80, en que la Declaración de Derechos Humanos de la ONU, que daba especial protagonismo a los pueblos, ha sido sustituida por el poder ostentado en manos de unos pocos, el G-6, después el G-8, ahora el G-20.

Para este intelectual, el mundo no puede estar gobernado por los ricos sino por los pueblos y hay que aprovechar la celebración del Bicentenario de La Pepa para restituir los valores que ésta defendía. De hecho, insistió en que Europa debe liderar el mensaje de recuperación de los principios democráticos frente a las leyes del mercado.

Para Mayor Zaragoza, el ciberespacio constituye la mejor arma de que dispone la ciudadanía para dejar de ser espectadora y poder expresarse libremente y reclamar una democracia verdadera.

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