Ediciones APM publica la primera biografía del presidente fundador de la Asociación de la Prensa de Madrid con motivo de su 120 aniversario
De izq. a dcha.: Gregorio Marañón Bertrán de Lis, Fernando G. Urbaneja, Carmen del Riego, Margarita Márquez e Íñigo Gómez-Jordana Moya. Foto: Elena Hidalgo/APM
Se presentó el 2 de junio bajo el título “Miguel Moya Ojanguren (1856-1920). Talento, voluntad y reforma en la prensa española”, escrito la investigadora Margarita Márquez Padorno. “La Asociación no podía celebrar mejor su aniversario que rindiendo homenaje a su primer presidente”, dijo Carmen del Riego, actual presidenta de la APM.
El pasado 31 de mayo se cumplieron 120 años de aquel día del mes de mayo de 1895 en el que un grupo de 173 periodistas decidió crear la Asociación de la Prensa de Madrid. “Entre ellos solo una mujer, Jesusa Granda, colaboradora del diario El Globo”, recordó Del Riego. En este grupo también estaba el periodista, abogado y diputado Miguel Moya, que fue fundador y el primer presidente de la APM, cargo que ocupó durante 25 años, desde mayo de 1895 hasta junio de 1920. En ese periodo “vivió épocas doradas pero también momentos negros, de persecución, durante los cuales tuvo que velar por la libertad de sus asociados”, apuntó. Con este libro, confesó Del Riego, “recuperamos una iniciativa del anterior presidente de la Asociación, Fernando González Urbaneja”. Para éste, la publicación de la obra satisface dos deudas: “La que esta casa tiene consigo misma de explicar a los periodistas de dónde vienen y, luego, la que tiene con Miguel Moya, que fue presidente durante muchos años y amó este lugar como poca gente”.
Para González Urbaneja, Miguel Moya fue “un presidente indiscutible” y lo calificó de “buen ejemplo de precocidad, de talento, de inteligencia y de buenas obras”.
Margarita Márquez, que es historiadora, resaltó la faceta periodística del que fue director de El Liberal. El subtitulo lo define perfectamente, dijo la autora de la biografía: “Talento, voluntad y reforma en la prensa española”. Márquez Padorno afirmó que “fue esencialmente un reformador dotado de las dos virtudes fundamentales que se necesitan para dicha tarea: el talento y la voluntad”. “En el terreno de la prensa, lo reformó todo”, dijo la autora: “Desde los comienzos del corporativismo que disfrutamos hoy, hasta los cambios estéticos y tecnológicos de los periódicos pasando por su visión empresarial y de los contenidos de cada ejemplar”.
Asimismo, destacó la humildad del periodista al no ser “muy amigo de pasar a la posteridad más que de puntillas y, si fuera posible, desde el fondo de la escena”. Este aspecto también fue destacado por un bisnieto de Miguel Moya, Íñigo Gómez-Jordana Moya, quien señaló que su “figura, desde el punto de vista político, jurídico y, fundamentalmente, desde el periodístico, es de tanta transcendencia y relevancia como su empeño en ser un absoluto anónimo en todos los méritos”.
Gregorio Marañón Bertrán de Lis, también bisnieto de Miguel Moya, alabó la obra, calificándola de “biografía excelente” del que fue “uno de los españoles más influyentes de su tiempo en el ejercicio de su labor periodística y de su actividad política”.
