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Joaquín Merino, in memoriam

Por Mayte Pascual

Periodista

Bajo una morera blanca, en la que vivían al menos cien pájaros, una noche de San Juan, Joaquín explicando los secretos de la buena vida, del placer del gusto, de la elegancia del periodismo artesanal, desgranando una a una sus mejores sentencias de maestro epicúreo, derrochando a diestro y siniestro sabiduría y buen criterio profesional… enseñándonos todo aquello que después, poco a poco, contemplamos con nostalgia cómo se ha ido perdiendo.

Era la primera vez que le escuchaba… una noche “balsámica” en el Puerto de Santamaría, en un viaje de prensa, al que siguieron tantos otros ratos de coincidencia y amistad… oasis de conciencia entre los sobresaltos de la más estricta y severa actualidad, en medio de los presagios, como decía él, del “apocalipsis inminente”…

Cuando no participaba en ágapes y deleites sin fin, siempre le encontrabas encerrado en su despacho, brincando feliz entre montañas de libros y papeles, y escrutando a todas horas el horizonte infinito a la búsqueda de la siguiente frase con la que alimentar el próximo artículo, alejado de cualquier tela de araña digital, galopando sobre su veterana Olivetti y riéndose con ironía galaica de todos los molinos, mientras en los fogones, Mercedes, su angelical Dulcinea, remataba la siguiente y confortadora pausa en su vibrante quehacer vital. Así le encontré la última vez que hablamos, hace unas pocas semanas.

El “Príncipe Merino”, para quien todos los amigos dignos de admiración se convertían en “Príncipes” y todas las amigas merecedoras de gratitud eran “Reinas”… nuestro mejor ejemplo de energía vital, y profesional… el que nos enseñó tanto sobre la vida, el periodismo, la honestidad y la fraternidad… ha decidió abandonarnos antes de que nuestra total comprensión sobre la profundidad de “su verbo cálido” se consume. Pero con ese aire inconfundible a lo Hemingway, como hiciera precisamente ese su doble en su última novela, ya ha dejado bien clarito a amigos, críticos, imitadores y jóvenes periodistas, como, donde y cuando… hay que coger la caña… para pescar. Por eso, y por muchas cosas más, todos le echaremos, infinitamente de menos. Miudiño, Joaquín, miudiño…

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Joaquín Merino falleció hoy en Madrid a la edad de 84 años. Escritor, periodista, crítico gastronómico, melómano, artista, viajero… Ha trabajado para medios como RNE, Cope, la SER, TVE, Antena 3 y Onda Cero.

Autor de 23 libros (Londres para turistas pobres, Londres para turistas ricos, Londres para pecadores, Madrid para reprimidos, Andar y charlar, Confidencias más o menos pop, Titanes de los Fogones, entre otros), ha sido además merecedor de galardones como el Premio Nacional de Gastronomía 2007, el Ondas por Cosas de la Vida, el Café Gijón de Novela por La Isla, el Premio Internacional de Periodismo Rías Bajas, el Premio Francia y Alimentos de España, entre otros muchos.


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