Ical/ VALLADOLID
El escritor abulense José Jiménez Lozano, Premio Especial Ical a los Valores Humanos, felicitó en nombre de todos los galardonados a la Agencia Ical en su 25º aniversario “con toda candidez y sinceridad”, a la vez que le deseó “una celebración aún más exitosa en los años venideros”. En su discurso, el Premio Cervantes reivindicó el papel de la prensa de provincias, ya que “ha estado en la realidad diaria de las gentes sin tener que inventarla”, y recordó que “todos los periódicos que han superado en España los cien años, con sólo una excepción, han sido pequeños periódicos de provincia”.
“El hombre de hoy, perdido en un mundo demasiado complejo y heterogéneo respecto de él, busca en los medios la afirmación y reafirmación de unas relaciones comunitarias, lo más cercanas posibles a las relaciones interpersonales. Porque son esas relaciones verdaderamente humanas con otros hombres las que nos permiten adentrarnos en saberes, asumir la simbolización de lo real que es la cultura, y la alegría del vivir”, resaltó.
Por ello, Jiménez Lozano aplaudió la labor del periodismo de proximidad, que sin renunciar a las transformaciones tecnológicas se han quedado al margen “en las tristes tormentas políticas, ideológicas o culturales”. “Han visto el mundo con un absoluto realismo, y hasta han acompañado a sus lectores en su vida de cada día, que es un aspecto central de la finalidad de la escritura. Pero, sobre todo, conocen y muestran el acontecer humano en un entorno pequeño, pero sin el cual otras pretensiones de entender los grandes asuntos mundiales no tienen sentido alguno y resultan una farsa”, desgranó.
En su intervención, el autor de Guía espiritual de Castilla destacó “el enorme papel que juegan los medios periodísticos en nuestra sociedad de masas”, para analizar acto seguido las relaciones entre periodismo y cultura, preguntándose si el primero ha servido realmente como un vehículo para la segunda, y lamentando que “los media se han consolidado en el suministro, a las grandes masas, de la semi-cultura instrumental necesaria para una mejor producción y mejor consumo, y un marginal cultivo de la mediocridad, la facilidad, la vulgaridad, el sentimentalismo y la puerilidad”.
Jiménez Lozano recordó que “en su nacimiento ilustrado” el periódico “buscaba madurez intelectual”, propiciando “la discusión y la duda” sobre cuanto nos rodea. En su opinión, la edad dorada de la información y de la comunicación fueron el siglo XVIII y la primera mitad del XIX, “antes de la politización del invento”.
CLASE MAESTRA DE PERIODISMO
En la clase maestra de periodismo que impartió a los asistentes, Jiménez Lozano destacó que “la esencia de la noticia es la lealtad con los hechos”, y aludió a la teoría de la navaja de Ockham para asegurar que debe utilizarse para el desempeño del oficio “un número lo más pequeño posible de palabras y formulaciones para que el lector pueda utilizar su razón crítica y no se pierda en un río revuelto”.
Asismimo, subrayó que las cuestiones filosóficas, científicas o literarias no tienen en la prensa su lugar natural, ya que de ser así podría generarse “una cultura superficial y sabelotodo, realmente peligrosa y de consecuencias catastróficas”. “El nivel y el servicio cultural del periódico están en que el periódico haga periodismo con la entidad y la seriedad cultural que requieren los asuntos que se abordan”, aclaró al respecto.
En ese sentido, reivindicó la necesidad de que el periodista se sumerja en la realidad y ponga su vida en el empeño de comunicarla, “convirtiendo a los receptores de sus mensajes en sus iguales, ya que les entrega todo lo que sabe, y todos necesitamos para estar conscientes de que vamos en la misma barca, y ésta es el destino humano”. “En cierto modo esto es lo que significa compromiso para todos nosotros, que es de manera singular con las gentes y los asuntos y los lugares que son los nuestros en esta tierra donde vivimos”, concretó.
Citando a Faulkner, Jiménez Lozano recalcó que “el periodista no necesita más libertad que una cuartilla y un lapicero”, ya que “la libertad no es asunto de autorización ni de un sistema de libertades públicas formales”, y “la mayor parte de las grandes obras que han zarandeado la condición humana y que han introducido hermosura en el mundo han sido realizadas sin la libertad material misma”.
“La libertad no se entiende hoy refiriéndose a un contenido, a un quid filosófico, ético o religioso, cultural en suma, sino como una estrategia de igualdad de oportunidades para todas las expresiones de cualquier contenido”, destacó antes de valorar con especial cariño que los premios concedidos por la Agencia Ical procedan “del ámbito de lo regional y provincial, que es decir de las cercanías y de ese mundo hecho a medida del hombre, y por cuya subsistencia, por lo tanto, tenemos que comprometernos”.
Jiménez Lozano remató su intervención deseando a Ical, en nombre de todos los premiados, “el éxito del imprescindible lapicero en tiempo de ordenadores que, sin duda, será el del periódico en tiempos de todos los barroquismos electrónicos de nuestros días”.