Fernando Pérez Ollo, periodista y redactor jefe de Diario de Navarra, murió este martes, a los 72 años. Hacía ocho meses que luchaba contra su enfermedad y hasta el pasado lunes llevó una vida activa y plena. Un empeoramiento súbito e inesperado acabó con su vida.
Natural de Pamplona, padre de tres hijos, Pérez Ollo ha sido un referente indiscutible en el mundo periodístico y cultural de Navarra. Jefe de Opinión del periódico, combinaba sus artículos de fondo con la crítica musical y la literaria, las dos facetas que le dieron más renombre y respeto entre los lectores.
Maestro de generaciones de periodistas en sus clases en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, escritor y divulgador de la historia, el arte y los paisajes de Navarra, Pérez Ollo fue presidente de la Asociación de la Prensa de Pamplona (1974-1983) y miembro del primer Consejo Navarro de Cultura en 1985.
Redactor jefe de Opinión, Fernando seguía en la brecha profesional con sus 72 años y manteniendo plenamente activos sus campos de trabajo, que eran al mismo tiempo los de su interés, en un afortunado ensamblaje de una vocación y una manera de ganarse la vida.
PERIODISTA, LITERATO Y CRÍTICO IMPLACABLE
En la manida discusión sobre las buenas o malas relaciones entre periodismo y literatura, hay escritores que tiran por la calle de en medio y zanjan la cuestión con los hechos. Uno de esos es Fernando Pérez Ollo. Él ha optado por conciliar literatura y periodismo en el terreno, sin necesidad de poner puertas a unos campos por los que camina con tanta pericia como soltura.
Fue un periodista ilustrado, de amena seriedad en su literatura, de empeño apasionado por el dato documental, y, en definitiva, del conocimiento de Navarra, de la tierra y de los hombres de la tierra, dentro, pero también más allá, de los parajes y los personajes de enciclopedia.
Los lectores de Diario de Navarra conocen bien la obra de Fernando Pérez Ollo, un periodista que hacía literatura en el periódico y que podía pasearse por la historia gracias a su capacidad y a su gusto por los archivos. Como buen escritor, era un lector empedernido, lo que, por otra parte, le convertía en un crítico exigente, tanto de libros como de orquestas y conciertos. Su afición a la música y el conocimiento de este arte hizo de sus piezas críticas eruditas, exhaustivas, afiladas y muy personales. Unos textos indispensables para conocer la historia musical de la Navarra reciente que completa su retrato, un personaje también entre los navarros del siglo XX.
Comenzó a trabajar en Diario de Navarra en 1963. Corrector de la publicación antes de la aparición de los libros de estilo, Fernando Pérez Ollo recogió una popular sección del periódico –Notas del reporter– para darle un nuevo carácter. Goiti, que así firmaba el artículo diario, entraba en todos los temas locales con el extraordinario tino profesional de aunar la exposición y la reflexión en apenas veinte líneas.
En los años 70, junto con Julio Martínez Torres y José Miguel Iriberri, cubrió la información municipal de Pamplona, con las tensas y densas sesiones plenarias en las que los entonces llamados ‘concejales sociales’ adelantaron la transición política. Asumió la dirección en funciones del periódico (1980-1981) cuando José Javier Uranga tuvo que permanecer de baja un año tras ser ametrallado por ETA en un atentado que estuvo a punto de acabar con su vida.
Ahí están sus reportajes en profundidad sobre nuevos lugares y nuevas personas, la crítica de libros de historia de Navarra (A punta seca) y la de conciertos musicales, que ejercía desde 1967. En todos los casos, no encaraba la labor sin una copiosa documentación ni se ponía al ordenador con prisas añadidas a las características del periodismo. En ese sentido, nada era para él un trabajo de tono menor. Todo lo contrario: disfrutaba encontrando el punto de interés inesperado debajo de las previsiones rutinarias.
Con ese ánimo trató de enseñar el oficio a los alumnos de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra entre 1968 y 1983. Era un corrector implacable pero, después de pasar por su cedazo gramatical y redaccional, los textos representaban una completa lección de la asignatura. Para el profesor Fernando Pérez Ollo, esos años fueron un regreso a sus aulas puesto que había estudiado Periodismo en la misma Universidad de Navarra, al final de los años 60, donde fue ‘número uno’ de su promoción.