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El periodista debe conjugar el derecho a la información con el respeto a la víctima

La presidenta de la FAPE, Elsa González,  ha intervenido  en el encuentro interprofesional “Trabajar con víctimas desde el periodismo”, celebrado en Bilbao

Víctimas dentroHay que conjugar el derecho a la información y el respeto a la víctima, y para ello se requiere sensibilidad, formación y conciencia, máxime ahora, cuando la realidad diaria enfrenta al periodista con la presión de captar audiencia y la velocidad a la que está obligado a trabajar. “Necesitamos llamar la atención al contar la actualidad, pero podemos hacerlo con rigor y ética o de forma deshonesta y sin pensar en la dignidad de los afectados”, ha asegurado Elsa González.

La presidenta de la FAPE ha recordado en el encuentro interprofesional “Trabajar con víctimas desde el periodismo”, celebrado ayer en Bilbao, que el Código Deontológico de esta Federación señala la necesidad de que el profesional de la información extreme su celo en el respeto a los derechos de los más débiles y en evitar la intromisión gratuita y las especulaciones sobre sus sentimientos.

El acto estaba organizado por  el Instituto Vasco de Criminología, la Facultad de Ciencias de la Comunicación y el Colegio Vasco de Periodistas, con la colaboración de la Dirección de Víctimas y Derechos Humanos del Gobierno Vasco y la Sociedad Vasca de Victimología, y en el debate han participado, además de González, los periodistas José Yoldi, Txema Villate (EFE), Pedro Ontoso (El Correo), Eva Domáica, (Cadena SER), Itzíar Gorospe (DEIA) y Martxelo Otamendi (Berria).

Para Elsa González, la situación actual es la siguiente: La crisis ha llevado a muchos medios a caer en el sensacionalismo para captar audiencia, las redacciones han adelgazado y se ha roto la cadena de aprendizaje. Los periodistas tienen que adoptar decisiones  con rapidez, la información se ofrece en directo, sin apenas reflexión, y está la tentación de transmitir alguna noticia de las que circulan a raudales por las redes sociales. Existe el riesgo de que todo ello se anteponga a la veracidad,  el de “anteponer la velocidad a la dignidad de las personas, a la privacidad o al honor”.

González  ha destacado la importancia de los códigos éticos y la apuesta de la FAPE por la autorregulación, a través de la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología del Periodismo, a la que, ha recordado,  puede recurrir cualquier afectado por el tratamiento de una información. Pero se precisa, además, “una formación moral, que no puede confundirse con la autocensura”, una conciencia del periodista. Esa es la única vía para respetar la dignidad de una persona, la intimidad de una familia, para formular o no una pregunta en un momento de dolor, “aunque todo ello debe ser compatible  con otro derecho: el del ciudadano a recibir una información libre y veraz, como recoge la Constitución”.

Es el eterno dilema, ha señalado, el mismo al que se han enfrentado varias generaciones de periodistas en España a la hora de decidir entre convertirse en transmisores de la propaganda de las bandas terroristas y la obligación de ofrecer al ciudadano los datos que le permitan reflexionar y formar un criterio. “Seguramente, la respuesta a ese dilema se halla en el ejercicio de un periodismo responsable, sin perder el miedo a equivocarnos”.

En  el encuentro interprofesional también ha intervenido Jesús Coterón, presidente y decano de la Asociación  y el Colegio vascos de periodistas, respectivamente, quien ha destacado que la reunión ha servido para acercar a los periodistas a las asociaciones y mostrarles que “somos sensibles a todo cuanto ocurre en nuestra sociedad, ya que no somos ajenos a ella, ni insensibles al dolor de las víctimas. Contamos lo que sucede, sin prejuicios ni intereses ajenos”.

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