Desde el Colegio Vasco de Periodistas/Kazetarien Euskal Elkargoa y la Asociación Vasca de Periodistas/Euskal Kazetarien Elkartea, queremos manifestar ante todo nuestro pesar y condolencias a las familias del cámara vasco de televisión Roberto Fraile, natural de Barakaldo y el reportero pamplonés David Beriáin, asesinados junto a un ciudadano irlandés y otro burkinés miembros de una ONG de Burkina Faso. Han muerto de servicio, con la pluma y la cámara en sus manos, mientras trataban de informar y denunciar el tenebroso mundo de la caza furtiva en este país africano.

Junto a este pesar queremos poner de manifiesto nuestra más enérgica repulsa por las amenazas, secuestros y, en este caso asesinatos, de profesionales que ejercen valientemente su labor de informarse para informarnos.

Aunque nuestro sentir y dolor informativo esté volcado hacia el mal de la COVID-19 que nos agobia, cuando nos llegan noticias de grueso calibre como los asesinatos de estos periodistas, nos hace reflexionar del riesgo que supone informar. Es posible que hayan sido asesinados porque se han tropezado con grupos yihadistas y/o más probablemente porque estaban denunciando la caza furtiva; ambas razones tienen detrás poderosas razones económicas que seguramente hayan podido ser el espoletazo para asesinar a nuestros compañeros de profesión.

Que los culpables sean o no pertenecientes a tan potentísimos lobbies, no solo no reduce, sino que acrecienta nuestro pesar e incluso el miedo a informar, pero, sin embargo, relanza nuestra idea motriz de que sin información, sin periodismo de denuncia, no hay libertad.

In memoriam, David Beriain, Roberto Fraile, gogoan zaituztegu. Os recordamos.