El pasado sábado se falló el premio que ha convertido a Alma Guillermoprieto en la ganadora de esta vigésima edición. El jurado, compuesto por los periodistas José Oneto, José Miguel Larraya, Pepa Bueno, Carmen Morillo y Kity Pastor, alabó el rigor y la honestidad del trabajo de la periodistas mexicana por su gran valor literario, es esencial para entender la evolución de Latinoamérica a través de personajes y acontecimientos épicos, pero también de seres anónimos y de hechos aparentemente insignificantes. Guillermoprieto ha retratado el tiempo de las dictaduras y las grandes revoluciones al tiempo que ha reflejado la cotidianeidad de una sociedad cambiante.
Alma Guillermoprieto representa a una generación de mujeres periodistas, que sin ocupar puestos directivos, han transformado y revolucionado el periodismo. Reside en Nueva York desde muy joven, aunque toda su carrera profesional ha estado volcada hacia América Latina, donde ha cubierto todos los acontecimientos relevantes ocurridos en los últimos treinta años. Comenzó en el periodismo a mediados de la década de los 70 escribiendo en The Guardian, periódico británico para el que cubrió la insurrección nicaragüense, y más tarde se pasó a The Washington Post, donde escribió la masacre del Mozote en El Salvador. En los años ochenta, fue jefa para América del Sur de la revista Newsweek. En la década siguiente comenzó a escribir largos reportajes para las revistas The New Yorker y The New York Review of Books. Esas crónicas fueron recogidas posteriormente en un libro bajo el título de Al pie de un volcán te escribo.
Autora de una decena de libros, Alma Guillermoprieto ha cubierto la guerra civil salvadoreña, el ascenso y caída de la guerrilla peruana Sendero Luminoso, la guerra sucia en Argentina, la Nicaragua pos-sandinista, el conflicto armado en Colombia y la lucha contra el narcotráfico en México. Fue una de los dos periodistas (le acompañaba Ray Bonner, deThe New York Times) que puso en jaque al gobierno de Ronald Reagan al denunciar las matanzas del ejército salvadoreño, apoyado por Estados Unidos, durante la guerra civil de El Salvador. Su historia, publicada en The Washington Post, fue inicialmente desmentida por la Administración estadounidense que debió retractarse cuando los técnicos forenses certificaron la masacre.
En abril de 1995 García Márquez la invitó al taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia y desde entonces imparte talleres para jóvenes periodistas a lo largo del continente, en quienes intenta crear una conciencia regional e inculcar la ética y el compromiso como elementos esenciales del oficio.
En 2008 fue nombrada profesora visitante en el Centro para Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Chicago. Tras la matanza de 72 inmigrantes centroamericanos en un rancho mexicano de Tamaulipas en 2010 Alma Gillermoprieto coordinó un grupo de periodistas y escritores que han redactado los perfiles de los asesinados con el propósito de que no se olvide la masacre, dándoles voz y reconstruyendo sus vidas. Los relatos han sido escritos por Alma Guillermoprieto, Elena Poniatowska, Juan Villoro, Roberta Garza, Diego Osorno, Alejandro Almazán, José Gil Olmo, Marcela Turati, Laura Emilia Pacheco, entre otras plumas reocnocidas que desearon participar en el homenaje y que se publicarán próximamente en un libro.
Este premio se concede cada año por la Asociación de la Prensa de Cádiz con el ánimo de perpetuar la memoria del periodista Agustín Merello y distinguir a profesionales de la información, entidades e instituciones que destaquen por sus valores periodísticos y humanos en el desempeño de su labor. En ediciones anteriores, han sido premiados periodistas como José Oneto (presente en el jurado de esta convocatoria), Manu Leguineche, Augusto Delkader, Luis del Olmo, Matías Prats, Iñaki Gabilondo, Antonio Burgos o Paco Lobatón, entre otros.