Dio la bienvenida al acto la presidenta de la AP-APAL, Covadonga Porrúa, que resaltó el magnífico trabajo realizado por Nieves San Martín, producto de la investigación que para la UAL presentó la autora en 2009. Rafael Quirosa abundó más y resaltó la apuesta conjunta de la UAL y la AP.APAL para poner en marcha cursos de doctorado que han hecho posible trabajos como el del libro que se presentaba y otros que verán la luz en breve. El vicerrector hizo especial hincapié en la fundamental aportación de la Asociación de la Prensa de Almería en la etapa inicial del doctorado en comunicación social de la mano de la Universidad de Almería.
Modelo de investigación
Quirosa elogió la labor investigadora de Nieves San Martín, que indicó cumplía fielmente tres de las cuatro grandes facetas del grupo de investigación Historia del tiempo presente al que pertenece: recuperación de la memoria histórica – rescata del olvido a una “defensora de los derechos de las personas” que “une la pedagogía, el derecho, la política y el exilio” y que casi conecta con la Transición Española, al morir en 1975-, estudios de género -relevante feliminista- y medios de comunicación – “la autora es periodista y comunica y transmite perfectamente la investigación que realizó con mucho rigor, trabajo y con buena pluma periodística”-. “Es el modelo de trabajo de investigación deseado”, afirmo el profesor Rafael Quirosa.
Nieves San Martín, quien se hizo acompañar de una de las sillas utilizadas en vida por Matilde Huici, adelantó que en breve saldrá una segunda biografía en Navarra, tierra natal de la feminista, y que ella mismo iba a iniciar una nueva línea de investigación para ampliar la figura de Huici como mujer significativa en el movimiento político. La autora reflejó el “posible desencanto” de Matilde Huici con el Partido Socialista Obrero Español, ya que en Chile “no se afilia a los socialistas chilenos” y “se hace parvulista, con una gran labor para instaurar escuelas de párvulos con acuerdos de todo tipo en municipios o empresas”. “Donde va, construye, sin protagonismos de ningún tipo”, indicó la autora del libro.
Un interesante coloquio con los asistentes cerró la presentación del libro dedicado a la primera biografía de Huici Navaz. Una publicación que, sin duda, será todo un referente para quienes continúen investigando sobre esta destacada mujer, injustamente olvidada de la historia española.
Matilde Huici
Matilde Huici Navaz, nacida en Pamplona en 1890 y fallecida en Santiago de Chile en 1965, fue una destacada abogada que formó parte de las primera mujeres que se inscribieron en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. En 1926, fue la tercera mujer abogada inscrita, tras Clara Campoamor y Victoria Kent.
Dado que en la época las mujeres no podían ejercer como jueces, notarios o registradores de la propiedad, buena parte de las abogadas se dedicaron a los Tribunales de Menores. Es el caso de Matilde Huici que no sólo fue abogada de los tribunales de menores sino que, junto a su esposo Luis San Martín Adeva, se dedicó a la modernización del sistema de protección de menores en España desde los gobiernos de la II República Española, donde llegó a ser directora general.
Amiga de María de Maeztu, directora de la Residencia de Señoritas, Matilde Huici, con una temprana vocación pedagógica, tras una etapa como maesta en San Sebastián, se formó bajo el influjo de la Institución Libre de Enseñanza en Madrid, donde obtuvo el título de inspectora de Enseñanza Primaria.
Se doctoró en Derecho, especializándose en Criminología, y aprovechó para su formación personal la oportunidad que le ofrecían las becas de la Junta de Ampliación de Estudios para viajar a diversos países de Europa y Estados Unidos con el fin de estudiar in situ los mejores métodos para el tratamiento de los menores delicuentes y en peligro de marginación.
Su gran actividad feminista y profesional no fue obstáculo para que formara una familia en la que cabía también la acogida a varios sobrinos huérfanos. En 1926, se casó con Luis San Martín Adeva, abogado de los tribunales de menores como ella, viudo con un hijo recién nacido al que adoptó Matilde.
Afiliada al PSOE
Se afilió al Partido Socialista Obrero Español y fue muy clara desde el principio su opción republicana y su coherencia en no aceptar nombramientos ofrecidos por la dictadura primorriverista.
Fue una de las impulsoras del Lyceum Club que se convirtió en un semillero de lucha feminista. Desde su posición de sufragista convencida luchó por el derecho del voto para las mujeres y su acceso a puestos de decisión en la sociedad, en la política y en el gobierno. Son muy elocuentes sus entrevistas a diversos medios de comunicación en las que explicita su convencimiento de que las mujeres están preparadas para hacer su aportación a la marcha del mundo.
Su feminismo se vertió participando en numerosas organizaciones de mujeres en España y también en asociaciones internacionales. A la llegada de la República, colaboró con la misma desde puestos de gobierno, fomando parte del reducido grupo de mujeres que accedían a esta responsabilidad.
Es importante señalar que fue la única mujer que formó parte de la Comisión Jurídica Asesora para el Anteproyecto de la Constitución de la República española (julio 1931).
Matilde Huici estaba convencida de que un vehículo privilegiado para la difusión de las ideas era el uso de la publicidad y la presencia en los medios de opinión. Le hicieron entrevistas, publicó artículos y su presencia en actos públicos suscitó una destacada repercusión. La autora encontró hasta 167 artículos y noticias de periódicos y revistas que recogen la presencia y la actividad de Matilde Huici.
Preocupada por los niños de las mujeres trabajadoras
Preocupada por la situación de los niños de familias trabajadoras que pasaban mucho tiempo en la calle, en 1935 concibió y creó una alternativa que ofrecer a estos niños a través de la Asociación Auxiliar del Niño que ofrecía a estos menores en situación de riesgo social un espacio lúdico, talleres y una biblioteca–, en la que supo implicar a destacadas personalidades de la época.
Con la llegada de la guerra, tuvo que desplazarse con su familia por la geografía española siguiendo al Gobierno de la República. Se centró sobre todo en la atención a los niños y colaboró en la salida de grupos de niños exiliados. Su estancia durante un año en Francia se caracterizó por la ayuda a refugiados españoles desde Cruz Roja Internacional, el Comité hispanofrancés de Ayuda a los Refugiados Españoles y la Comisión de Ayuda a los Niños Españoles Refugiados en Francia. Fue también delegada de España en la Comisión de Cuestiones Sociales de la Sociedad de Naciones con sede en Ginebra, entre 1934 y 1938.
Tanto Matilde como su marido sufrieron la persecución de la justicia franquista y tuvieron que exiliarse en Chile, tras una azarosa travesía en barco. La primera consecuencia del exilio fue la imposibilidad de ejercer la abogacía por no tener allí validez su título español, con lo que ambos tuvieron que cambiar de profesión.
Campo educativo
Mientras su marido entraba en el mundo empresarial, Matilde, a través de sus contactos con mujeres radicales del mundo universitario, iniciaría una brillante trayectoria en el campo educativo, aportando una contribución decisiva a la historia pedagógica del país con la creación de la Escuela de Educadoras de Párvulos en la Universidad. Los últimos veinticinco años de su vida en Chile fueron especialmente fructíferos y, en 1965, a su muerte, dejó un rico legado de experiencia a sus alumnas y a la educación chilena.
Sus principios pedagógicos fruto de sus estudios con grandes maestros de la Pedagogía y la Psicología Infantil europeos, así como de su propia reflexión, experiencia y observación directa de los niños- han quedado en los manuales de Historia de la Educación en Chile.
En síntesis, se puede afirmar que Matilde Huici hizo una contribución personal significativa en su momento al avance de los derechos de las mujeres en España y a la llegada de estas a puestos de decisión. Probó que desde el campo femenino se podían hacer aportaciones originales y creativas para dar respuesta a los problemas sociales, especialmente en la reforma de menores y la prevención de la delincuencia infantil.
En Chile, sin grandes estructuras, logró crear y dar carácter universitario a los estudios de Educadoras de Párvulos, desde los que formó a generaciones de mujeres dedicadas a los niños en una etapa de la vida que ella consideraba crucial. Impulsó la creación de jardines de infancia en lugares donde no existían, implicando y promoviendo la colaboración de instituciones públicas, empresas y entidades privadas. Desde su participación en congresos internacionales y asociaciones educativas, contribuyó al avance de los estudios especializados en el desarrollo de la primera etapa de la vida. Es esta su gran aportación al campo de la prevención social en sectores populares de las ciudades y poblaciones privadas de escuelas infantiles en Chile.